jueves, 28 de febrero de 2013

La Luna


La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es el mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.


Jaime Sabines

jueves, 14 de febrero de 2013

Mi amor a una sola.


Esos amantes que se despiden
a la media noche.
El crepúsculo nupcial
es el final de su historia
Un abrazo infinito
que dura una vida
Una carta en tus manos
recordándote ese día
cuando me alegré de que llegaras.
Antes de terminarla
estará nevando entre tus sábanas.
Bajo el árbol en el que estés
será el único que pierda sus hojas.
Mientras la multitud sigue,
tu te detendrás,
irás y regresarás
antes de que el sol se oculte
en las noches que me regalaste.